Domina tus emociones en la oficina

Una gran dosis de emociones.

¿Tiene ganas de negar violentamente una solicitud de su jefe? ¿Tienes el abrumador deseo de huir justo antes de una reunión importante, de gritar de alegría ante la noticia de un ascenso o de echarte a llorar al leer las conclusiones de tu informe de fin de año? Tu vida profesional está formada por emociones y estrés. Mejor aún, estas emociones son una parte integral de cualquier vida organizacional. Lo esencial sigue siendo, sin embargo, aprender a domesticarlos para comunicarse mejor y, por lo tanto, adaptarse con serenidad a las diferentes situaciones. Los psicólogos establecen dos principios básicos: en primer lugar, para gestionar tus emociones, necesitas saber reconocerlas. Por ejemplo, ¿reconoce situaciones que pueden cambiar su estado de ánimo? Se trata de hacer un trabajo de introspección encaminado a predecirlos, y luego poder contenerse. También es importante tener en cuenta el estado emocional de los demás. Un colega enojado, un jefe estresado ... no hay razón para iniciar un diálogo, ¡corriendo el riesgo de que sea conflictivo!


Cómo comportarse según las situaciones.

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Frases sobre la empatía, la capacidad de experimentar las emociones de los demás.

A menudo es difícil mantener la calma o contenerse en determinadas situaciones y ante determinadas emociones. ¿Qué actitud adoptar hacia compañeros y superiores?


En caso de enfado: Discutes con compañeros en una reunión y uno de ellos te ataca abiertamente por la calidad de tu trabajo o por temas más personales. Encuentra su actitud injustificada. ¿El resultado? Fuerte agresión, lágrimas y comentarios desagradables. ¡Que haya guerra!
Cómo comportarse: no juegues su juego. ¡Tu reputación está en juego! La mejor forma de luchar contra tu oponente es mantener la calma y la seguridad. “¿Pero por qué reaccionas así? ¿No crees que estás exagerando? "


En caso de pánico: su jefe adelantó repentinamente un plazo de trabajo. Resultado: entra en pánico y se siente completamente desarmado en esta situación de emergencia. O, peor aún, empiezas derrotado, imaginando lo peor ...
La actitud a adoptar: ¡no te rindas! Mantén la calma y, sobre todo, no te rindas (por supuesto en la medida de lo posible ...). Para hacer esto, considere las cosas a una distancia segura y organice su trabajo de acuerdo con las prioridades. Si trabaja en equipo, pida ayuda a sus colegas con tareas menores y para ganar tiempo valioso. También puede intentar pedirle una extensión a su jefe. Lo más importante es no mostrar su pánico, mostrarle a su supervisor que reacciona bien en los momentos de mayor urgencia.


En caso de vergüenza: Suele ser reservado, tiende a sonrojarse ante la menor oportunidad y, literalmente, a paralizarse en público. Hoy es tu turno: tienes que presentar ese nuevo proyecto del que estás tan orgulloso. Empiezas a hablar, todos los ojos están puestos en ti y ... aquí pierdes el hilo, te empieza a temblar la voz ... en fin, ¡es una humillación!
Cómo comportarse: ¡Mantener la calma es más fácil de lo que parece! Si siente que está perdiendo el control, lo mejor que puede hacer es informar al público de su vergüenza. Su franqueza lo sorprenderá. Durante tu intervención, intenta, con todas tus fuerzas, establecer un diálogo real con los presentes. Deje que le hagan preguntas, para que pueda crear un ambiente relajado y pueda ganar tiempo para recuperar la compostura. Piense en practicar también. Vuelva a leer sus notas, aprenda algunas frases introductorias y aclare su garganta.


En caso de tristeza: el presupuesto de fin de año, francamente, ¿no te escatimó? ¡Y usted que pensaba que su jefe apreciaba su trabajo! Pero no tuvo reparos en hacer esas observaciones que le molestaron profundamente ...
Lo correcto: te sientes decepcionado y frustrado, esto es normal. Pero no rompas a llorar tan pronto como entres por la puerta de su oficina o frente a tus colegas. Si simplemente no puede contenerse, aíslese por un momento. Lo más importante es no dejar que la situación se agrave: habla con tu superior, expresa tu punto de vista sobre el tema (sin ser agresivo) y toma la decisión de cambiar las cosas mostrándole que se equivocó.


En caso de alegría intensa: aquí está finalmente, ¡la promoción que tanto tiempo esperabas! Estás muy contento. Explotas de felicidad, quieres reír, cantar y compartir tus emociones con tus compañeros.
Lo correcto: incluso si estás en un arrebato de alegría, contrólate tanto como puedas. Primero que nada, con tu jefe. Estar emocionado ante la noticia de que tu deseo se ha hecho realidad, podría interpretarse como una falta de confianza en ti mismo, como si te fuera casi imposible hacer esto… Incluso frente a tus compañeros, evita exagerar. En primer lugar porque podría verse como un signo de presunción. Y también porque puede que algunos compañeros no aprecien esta exteriorización de tu felicidad, ya que han sido menos afortunados que tú ...


Consejos para gerentes

La situación no cambia necesariamente si lideras un equipo. Dar directivas también significa tener que gestionar los estados de ánimo de los subordinados. Ira, quejas, miedo ... son a menudo estados de ánimo negativos. ¿Cómo reaccionar entonces? Depende de la naturaleza de las relaciones que desee establecer. Algunas personas son espontáneas, muestran sus emociones de manera transparente, otras optan por contenerse más.El líder siempre debe cuestionar las reacciones de los miembros de su equipo. ¿Por qué esta amargura, esta agresión o esta apatía? Sería mejor entonces no ignorar estas emociones sino, por el contrario, hacer preguntas.


Otras formas de mantener el control

Para gestionar mejor sus emociones en la oficina, también puede utilizar otras técnicas. Si sientes cierta agresión, mucho estrés y tienes tendencia a ser demasiado impulsivo, piensa en relajarte. Solo o en sesiones grupales, se trata de aprender a respirar con tranquilidad y eliminar tensiones. Y si determinadas situaciones te parecen realmente insuperables, no dudes en consultar a un especialista o incluso en iniciar la psicoterapia.

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