Dismorfofobia: cuando el odio por el propio cuerpo se vuelve patológico

En un mundo ideal, todos podríamos amarnos como somos, incluidos los defectos. Desafortunadamente, sin embargo, en el mundo real, no hay persona que no desprecie al menos una parte de su cuerpo. Algunos dientes, alguna nariz, algunos pies, aquellos que no pueden soportar su propio cabello y que, por otro lado, , quisiera ser más peludo para parecer varonil. Todo el mundo tiene su propia cruz al mirarse en el espejo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la edad adulta y, en consecuencia, una mayor autoconciencia nos ayudan a suavizar nuestras inseguridades y aceptarnos en nuestra imperfección. Sin embargo, hay sujetos que son incapaces de aceptar cualquier anomalía y transformar su frustración en una patología, más conocida como dismorfofobia o trastorno dismórfico corporal. A continuación, aprenderemos más sobre en qué consiste esta enfermedad, en qué se desencadena, cuáles son los síntomas y consecuencias y cómo se puede curar.

Antes de leer, mira este video y descubre algunos ejercicios sencillos para hacer frente al espejo para aprender a amarte a ti mismo.

¿Qué es la dismorfofobia?

La dismorfofobia o trastorno dismórfico corporal consiste en albergar una preocupación excesiva, y en ocasiones obsesiva, por la propia apariencia estética y, más concretamente, por defectos que pueden comprometer su belleza. El individuo que sufre de dismorfofobia tiene una imagen falsa de su cuerpo y el defecto con el que está obsesionado suele ser solo presunto e inexistente o, al menos, irrelevante a los ojos de los demás.

El término dismorfofobia deriva del griego antiguo y, más concretamente, de los términos “dis-morphé” o “forma distorsionada” y “phobos” que significa, precisamente, miedo. El primero en identificar este trastorno fue Enrico Morselli, médico y psiquiatra italiano, que habló de él por primera vez en su artículo, de 1891, titulado "Sobre la dismorfofobia y la tapofobia".

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Una determinada anomalía física o todo el cuerpo en su conjunto pueden alterar al sujeto. Por lo general, las partes o rasgos estéticos que preocupan a las personas con dismorfismo corporal, generando en ellas pensamientos negativos y angustiantes, son sobre todo: senos, glúteos, muslos, genitales, piel, cabello, nariz, caderas y cabello. Cuando la enfermedad se desencadena por la preocupación de que la constitución de uno sea demasiado delgada y carece de una musculatura robusta, nos enfrentamos a lo que se ha definido como dismorfia muscular.

Hoy en día, la dismorfofobia ha sido incluida oficialmente dentro de la clasificación internacional de enfermedades y problemas relacionados de la Organización Mundial de la Salud y se incluye en la categoría de trastornos somatomorfos. Se ha calculado que el 1/2% de la población mundial la padece.

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Cómo saber si sufre de dismorfofobia

El trastorno dismórfico corporal puede tener diferentes manifestaciones, más o menos observables y evidentes, pero para obtener un determinado diagnóstico es necesario someterse a determinadas pruebas clínicas. En general, uno de los principales síntomas relacionados con el dismorfismo es la sensación de estrés y frustración que sienten los sujetos al ver su propia imagen frente al espejo o, por el contrario, la necesidad patológica de reflejarse constantemente, enfocándose sobre todo. sobre el defecto que los angustia, sin contar la fobia social experimentada especialmente en la anticipación o durante las interacciones de carácter sexual.

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¿Cuáles son las consecuencias?

La dismorfofobia puede tener graves repercusiones en los sujetos que la padecen, tanto en términos de salud física como mental, hasta afectar su calidad de vida. Entre las consecuencias más comunes del trastorno dismórfico corporal encontramos:

  • Malestar y profunda inseguridad con respecto al aspecto físico;
  • Tendencia a aislarse por miedo a ser juzgado o humillado por otros por los propios supuestos defectos;
  • El uso obsesivo y repetido de tratamientos de belleza e intervenciones estéticas cada vez más invasivas: la persona que siente desprecio por su cuerpo es incapaz de aceptar el más mínimo defecto y cae en un círculo vicioso que podría hacerle dependiente de la cirugía estética, engañándola finalmente de poder amarse, sin resolver el problema de raíz;
  • Necesidad imparable de mirarse en el espejo todo el tiempo;
  • Suponga que cada persona es un criterio con el que realizar comparaciones continuas;
  • Estar obsesionado con el cuidado del cuerpo;
  • Manifestar una adicción a los cosméticos y cremas adelgazantes;
  • Sufrir de trastornos alimentarios como anorexia y bulimia;

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  • Desarrollar patologías como el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno límite de la personalidad o el trastorno narcisista: se trata, en este caso, de una forma más avanzada de la enfermedad por la que el individuo comienza a adoptar conductas obsesivas y repetidas, por ejemplo: dedicar horas a analizar en detalle la infracción. parte del cuerpo en el espejo o, si el problema era el pelo, aplomete cada centímetro de piel a diario para identificar cualquier vello nuevo que deba eliminarse;
  • Llegar a tener pensamientos suicidas

En algunos casos, la dismorfofobia se apodera del individuo que la padece hasta tal punto que genera síntomas asociados a esquizofrenia, trastorno delirante o disociativo y trastorno de identidad de la integridad corporal. En otras ocasiones, el malestar está tan enraizado en el sujeto que éste viene a manifestar los claros signos de apotomnofilia, o el deseo de que la parte del cuerpo en el origen de la enfermedad sea literalmente amputada para no comprometer la imagen armónica que la persona desea tener de sí misma en el espejo.

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¿Cuales son las causas?

Es difícil identificar la causa o causas que desencadenan un trastorno del que se ha hablado durante un tiempo relativamente corto. En general, primero debemos considerar la relación que el paciente que sufre de dismorfismo corporal ha tenido, a lo largo de los años, con su propio cuerpo. Sumado a esto, las experiencias traumáticas son sin duda otro aspecto fundamental a considerar durante la historia clínica del paciente.Es innegable, de hecho, que los traumas pueden afectar a las personas de por vida y, cuando no se resuelven, generar en ellas conductas patológicas, muchas veces incontrolables.

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El tratamiento

Para poder identificar la mejor y más eficaz forma para que los sujetos se recuperen finalmente de la dismorfofobia, es necesario considerar diversos aspectos como la personalidad, la gravedad de la situación, las causas desencadenantes y el contexto social y familiar. En la mayoría de los casos, el disformismo corporal obliga a recurrir a la psicoterapia. De hecho, el psicoterapeuta podrá evaluar el cuadro clínico del paciente e identificar el tratamiento más adecuado para él. La terapia suele consistir en una intervención conductual psicodinámica o cognitiva. En algunos casos, también se pueden añadir a la psicoterapia tratamientos farmacológicos, generalmente a base de antidepresivos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, capaces de paliar las inquietudes y ansiedad que experimenta el paciente.

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